Semana Vocacional 2017-2018
“DIOS NOS LLAMA A SER MISIONEROS DE ALEGRÍA Y ESPERANZA”
Hoy en los "Buenos Días" conoceremos más a Sor Teresa Mazzarello.
Teresita como la llamaban – era de Mornese, sobrina de sor Petronilla Mazzarello. Nació el 12 de abril de 1860. Cuando partió para el Uruguay, tenía solamente 17 años. Era la más joven del grupo de las misioneras! Sin embargo a ella le confían el cuadro de la Virgen, para que lo custodie hasta el final del viaje, «con la orden expresa de no entregárselo a nadie». Esta misionera era amante del silencio, del trabajo será directora casi la mitad de su vida misionera, fue maestra de postulantes y también de novicias.
Sor Teresita, cuando era ya muy anciana y enferma, nos contó un episodio de su infancia: se encontraba en Mornese en la iglesia parroquial y estaba orando ante el altar de la Virgen. De pronto le pareció oír desde el fondo del alma estas palabras: «Teresita, tendrás que hacer un gran sacrificio... Irás lejos, muy lejos...». Continuó orando con los ojos fijos en la Virgen, mientras la voz le repetía: «lejos… lejos...». Sor Teresita afirmaba con asombro que nunca habría imaginado que aquella voz en tal ocasión pudiera ser la llamada a la vocación misionera “ad gentes”.
Madre Mazzarello en una de sus cartas escribe a sor Teresita Mazzarello: « ¿Estás alegre? ¿Estás contenta de haber ido a América? ¿Estás bien? ¿[No] tienes ya fiebre? Mándala lejos, que tú no puedes estar enferma, tienes mucho que hacer, ¿no te parece? ¿Ya has hecho los Ejercicios? Debes estar muy fervorosa, serás un modelo de obediencia, de caridad, de exactitud en todo ¿no? Está atenta a no dejar apagar el fuego que el Señor ha encendido en tu corazón en estos santos días; recuerda que no basta hacer buenos propósitos, sino que hay que ponerlos en práctica si queremos que el Señor nos prepare una hermosa corona en el Cielo. Ánimo pues, mi buena sor Teresina, procura ser siempre humilde y sincera; reza mucho, pero de corazón; sé respetuosa con tus Superiores y con todos; haz tus obras como si fuesen las últimas de la vida y así estarás siempre contenta». (C 41)